Cuando es tarde, muy tarde, muy muy tarde, pero muy tarde, uno piensa idioteces. Es ahí cuando uno se pregunta: ¿Será que es muy tarde, muy muy tarde, pero muy tarde, o es que realmente soy un idiota.
Ahí la problemática se complejiza. ¿Cuánto idiota tiene que ser uno para ser considerado un idiota?, cuan idiota tiene que ser otro para que lo considere un idiota?
No puedo quedarme en la chiquita, no puedo pensar solo en mí, solo mirándome el ombligo. Así que voy a pensar en mis lectores... Ahhh..., mis lectores (mientras digo esto me recuesto hacia atrás en mi reposera). Mis lectores..., esos sí que me valoran, esos sí me quieren.
A ustedes queridos lectores les digo con mi mayor de los respetos: son unos idiotas, unos pelotudos. Y no por pensar idioteces, ni porque los considere idiotas; sino por leer esta idiotez...
P.D.: Ahh..., sí...,no soy Paris Hilton.
A Nachein.
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1 comentario:
...sin más rodeos, corresponde una catarsis emocional. Qué otra cosa si no, luego de recibir tan emotiva y merecida dedicatoria por parte del mentor de este blog. Me siento halagado de que un espacio de esta talla me dedique una de sus entradas.
A ver, levanten las manos, quién les dedicó una alguna vez? Sí, puede ser, el creador de este espacio le ha dedicado varias a muchas personas, pero en otro contexto, no seamos facilistas. Esta dedicatoria vale mucho más que "las otras"; ésta fue sin pelos en la lengua (y también en la manos)
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